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EE.UU. no quiere que se nombre a la salud sexual y reproductiva

Federación Internacional de Planificación Familiar: «pedir que se elimine su referencia en contextos humanitarios socava la capacidad de mujeres y niñas de todo el mundo para vivir en medio del COVID-19».

Este es el comunicado que la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) ha hecho público:

IPPF condena enérgicamente la carta enviada por el Administrador interino de los Estados Unidos al Secretario General de la ONU pidiendo ‘eliminar las referencias a la «salud sexual y reproductiva» y sus derivados del Plan Mundial de Respuesta Humanitaria de la ONU, y abandonar la provisión de aborto como un componente esencial de las prioridades de la ONU para responder a la pandemia de COVID-19 «.

Decidir si tener descendencia y cuándo, y tener las opciones y los medios para actuar de acuerdo con esa decisión, es un derecho humano fundamental para todas las personas. De hecho, la capacidad de una mujer o niña para decidir, de manera segura, no continuar con un embarazo puede salvar sus vidas y puede ser la llave que desbloquea la búsqueda de educación, empleo, seguridad financiera y buena salud. La atención del aborto es atención médica, salva vidas y es esencial para los 25 millones de mujeres que se ven obligadas cada año a someterse a un aborto inseguro.

Incluir la salud y los derechos sexuales y reproductivos como elemento central de la respuesta al COVID-19 es fundamental. Las mujeres y las niñas se encuentran entre las personas más afectadas por la pandemia, y están sufriendo restricciones en el acceso a los anticonceptivos y una creciente incidencia de la violencia sexual y de género en el confinamiento, entre muchos otros desafíos.

La pandemia de COVID-19 amenaza particularmente a las mujeres que viven en entornos humanitarios y frágiles, que están en situación de mayor vulnerabilidad frente a la violencia y el abuso de género, incluida la violación, y tienen menos probabilidades de acceder a la anticoncepción, lo que aumenta el riesgo de embarazos no deseados y abortos inseguros.

Negar el acceso a la atención esencial de la salud sexual y reproductiva para salvar vidas en el contexto humanitario, incluidas la atención obstétrica y del recién nacido, la atención clínica para las sobrevivientes de violación, la anticoncepción, la atención segura del aborto y el tratamiento y prevención del VIH y las infecciones de transmisión sexual, contraviene los principios humanitarios y contribuirá a un aumento de las muertes maternas y de la discapacidad.

El Director General de IPPF, Dr. Alvaro Bermejo, denuncia que:

«Al socavar los esfuerzos mundiales para controlar esta pandemia e intentar bloquear la salud sexual y reproductiva, esta administración de EE. UU socava la capacidad de las mujeres y las niñas de todo el mundo para vivir en medio del COVID-19».

Cumplir los derechos y la salud sexual y reproductiva es esencial para que las mujeres y las niñas tengan autonomía sobre sus propios cuerpos y para lograr la igualdad de género y, en última instancia, los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Kate Gilmore, nueva presidenta de la dirección de IPPF, señala que:

“En este momento de crisis global, las 134 asociaciones miembros de la Federación Internacional de Planificación Familiar se unen a las voces progresistas y pragmáticas de la gran mayoría de los países que en la Asamblea Mundial de la Salud exigen solidaridad mundial, acceso universal a la salud y que se otorgue prioridad a las personas que han sido dejadas atrás. Lograr el nivel de salud más alto posible sigue siendo la prioridad mundial «.

COVID-19 es un desafío global que insta a una respuesta global, articulada y coordinada, liderada por la Organización Mundial de la Salud. IPPF se opone firmemente a cualquier intento de socavar esto y orgullosamente apoya el trabajo de la Organización Mundial de la Salud para proporcionar un apoyo indispensable a los países con el fin de que se garanticen la salud y los derechos humanos en todo el mundo.

Más información:

El administrador adjunto de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), John Barsa, ha enviado una amenazante carta al Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en la que le recuerda que los Estados Unidos son el principal donante de los programas de desarrollo de la ONU, y le insta «a usted, a su personal y a los fondos, programas y agencias especializadas y técnicas de la ONU a mantenerse enfocados en las intervenciones que salvan vidas». Eso significa, para la Administración estadounidense, que «la ONU no debería usar esta crisis como una oportunidad para avanzar en el acceso al aborto como un «servicio esencial», y añade el representante del gobierno Trump que «el Plan Mundial de Respuesta Humanitaria de la ONU hace exactamente esto, al colocar cínicamente la provisión de «servicios de salud sexual y reproductiva» en el mismo nivel de importancia que la inseguridad alimentaria, la atención médica esencial, la desnutrición, el refugio y el saneamiento».