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Hablamos con Erika Larraga Chueca, experta en prostitución y trata

“Se están generando nuevas formas de esclavitud de seres humanos y, mayormente, de mujeres”, advierte la investigadora y trabajadora social de Médicos del Mundo que trabaja en la atención a mujeres víctimas

Erika Larraga Chueca

Erika Larraga Chueca es activista por los derechos humanos y trabajadora social, y feminista abolicionista. Trabaja desde 2009 en Médicos del Mundo, en la atención bio-psico-social con mujeres en contextos prostitucionales, víctimas de trata y de explotación sexual. Es autora del estudio-investigación “El perfil socio demográfico de la mujer en contextos de prostitución en Zaragoza”.

¿Son la prostitución y la trata con fines de explotación sexual violencias de género invisibilizadas? ¿Por qué?

Por supuesto, cuando hablamos de prostitución y de trata con fines de explotación sexual nos estamos refiriendo a nuevas formas de violencia contra las mujeres que claramente se encuentran invisibilizadas, ya que en el caso del Estado español no hemos sido capaces de adaptarnos a los tiempos en los que nos movemos. Los nuevos procesos migratorios, la feminización de la pobreza, las desigualdades Norte-Sur, el neoliberalismo y el capitalismo generan nuevas formas de esclavitud de seres humanos y, mayormente, de las mujeres, que debemos tener en cuenta. Por otra parte, a pesar de que nuestro país ha ratificado el Convenio de Estambul, éste no se aplica. Una de las grandes demandas del movimiento feminista y de muchas organizaciones es, precisamente, que se actualice la Ley Orgánica de violencia de género tomando como referencia este marco, y que las leyes autonómicas incluyan las nuevas formas de violencia contra las mujeres.

¿Cuántas mujeres se encuentran en situación de trata en nuestro país? De las mujeres que se encuentran en situación de prostitución, ¿Cuántas son víctimas de trata?

 Es difícil realizar cualquier tipo de estimación sobre cuántas mujeres se encuentran en situación de prostitución y cuántas son víctimas de explotación sexual, principalmente porque en el Estado español no existe ningún tipo de estadística a nivel nacional que recoja la realidad de las calles, los establecimientos y los pisos. La horquilla de mujeres en prostitución se mueve entre las 60.000 y las 300.000 mujeres; y de éstas, el Ministerio del Interior estima que un 80%-85% son susceptibles de ser víctimas de explotación sexual y/o trata. Esto viene a desmontar muchos mitos respecto a la libre elección; la realidad de nuestro país es que la mayor parte de mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de estos delitos.

Respecto a la detección, nos encontramos en la punta del iceberg. Se detectan muchas menos mujeres que las que hay en realidad. Y las entidades como Médicos del Mundo son quienes realizan una mayor detección, debido a su especialización y a la utilización de indicadores más específicos. 

¿Cuál es el perfil de estas mujeres y cuál es el periplo que realizan?

 En el Estado español se trata principalmente de mujeres migrantes, racializadas. Respecto a los motivos por los que migran de sus países, éstos son los habituales (feminización de la pobreza, desigualdad de género, países de origen empobrecidos o en situación de violencia, etc.), pero que ahora todavía se acentúan más porque en los últimos años se han creado nuevos procesos de compra y venta de todo. Así, las mujeres hemos pasado a convertirnos en un objeto que se cosifica, se vende, y que, de hecho, genera más ingresos que otros negocios ilícitos como el tráfico de drogas.

Hablamos mayoritariamente de mujeres jóvenes, de 26 a 35 años de edad, y con cargas familiares ascendentes o descendentes. Muchas de ellas acaban entrando en este sistema para poder sostener a sus familias, y en secreto. Los principales países exportadores de víctimas de trata son Nigeria, Rumanía, Bulgaria, Brasil, República Dominicana, Colombia y Venezuela. Y cuando llegan a España, lo hacen porque existen determinados factores que atraen a las mujeres, como es el caso de una alta demanda y una cierta cultura de aceptación de la prostitución, que incluso se utiliza como estructura para sostener una determinada socialización masculina.

¿En qué se basa la intervención que realizáis desde Médicos del Mundo con las mujeres?

 La intervención se basa en el acercamiento a zonas de prostitución y, para ello, llevamos más de 40 años realizando proyectos de este tipo en todo el Estado. Nos desplazamos a pisos, clubs y zonas de calle en las que se ejerce la prostitución para realizar talleres de formación sociosanitaria (formación sociolaboral, prevención de ITS, autoestima, violencia, métodos anticonceptivos y otra información susceptible de ser importante para sus vidas). A través de este acercamiento conseguimos una confianza de las mujeres en la organización para poder ofrecerles otros recursos, como consultas de atención primaria, ginecológica o de salud mental.

Se trata de mujeres muy quebradas y la intervención, que es muy larga e intensa, pretende realizar una reconstrucción y hacerles ver que ellas son las víctimas y no las culpables. Siempre teniendo en cuenta sus ritmos, espacios y necesidades, y acompañándolas en lo que ellas necesiten.

¿Qué impacto tiene la situación de estas mujeres en su salud sexual y su sexualidad?

 Además del claro impacto que tiene en la salud mental, su situación también implica tener que volver a construir una sexualidad sana. Si de por sí es difícil, la dificultad todavía se acrecienta más debido a la violencia y las coacciones. Hay mujeres que llegan siendo vírgenes al sistema de explotación sexual y tienen que mantener su primera relación con un desconocido. O mujeres que, de repente, tienen que mantener prácticas que nunca han realizado por pudor, por ejemplo.

También notamos dificultades para mantener relaciones sexuales y afectivas igualitarias con hombres; muchas mujeres acaban enlazadas con consumidores o con hombres que están en el sistema prostitucional, y con quienes sostienen relaciones de poder a través de relaciones que ellas creen igualitarias.

Por otra parte, hay un número muy importante de estas mujeres que se declaran lesbianas, no por una cuestión de orientación sino de rechazo hacia los hombres y hacia la sexualidad que ofrecen. Acaban viendo a los hombres como el enemigo, como los que generan daño y a quienes no puedes querer; y plantean su sexualidad vinculada a las mujeres, con quienes se sienten seguras.

¿Crees que la sociedad está sensibilizada respecto a este tema? Las estadísticas dicen que casi el 40% de los hombres españoles demandan sexo de pago. ¿Cómo podemos revertir esta situación?

Personalmente creo que el único camino posible en el Estado español y a nivel mundial es la abolición de la prostitución. De hecho, en un informe de 2014 sobre explotación sexual y prostitución y su impacto en la igualdad de género, el Parlamento Europeo incide en la abolición de la prostitución de todos los países de la Unión Europea, que impida el tránsito de mujeres. Por otra parte, es imprescindible contar con medidas de sensibilización, así como con una educación sexual igualitaria y real en el aula. De esta forma crearemos una generación de chicos y chicas jóvenes que entiendan la prostitución como una forma de violencia; y, cuando eso ocurra, disminuirán los datos y se reducirá el consumo, también en grupo. 

Lee la entrevista en la revista Diálogos.
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