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Queremos un mundo en el que todas decidamos cuándo y cómo

Gobiernos y grandes donantes se comprometen a aportar 4.600 millones de dólares para que 120 millones de mujeres de países en desarrollo accedan a métodos anticonceptivos.

El compromiso debe cumplirse en 2020, y se enmarca en el hecho de que universalizar la planificación familiar salvaría a 100.000 mujeres cada año, evitaría más de un millón de muertes de menores de 5 años y reduciría en 26 millones el número de abortos inducidos.

Londres ha sido el espacio escogido para escenificar una renovada apuesta mundial por la planificación familiar gracias a la Cumbre; que, el jueves 11 de junio, convocó el Gobierno británico, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Fondo de Naciones Unidas para la Población.

“Dejando sin cubrir la necesidad de planificación familiar», declaraba el Dr. Babatunde Osotimehi, Director Ejecutivo del Fondo, durante la reunión de alto nivel a la que acudieron ministros y jefes de gobierno de todo el mundo, “aceptaríamos lo inaceptable”.

Y con el objetivo de acelerar el trabajo para terminar con lo inaceptable, que 215 millones de mujeres en todo el mundo no puedan decidir cuándo y cómo tener hijos/as, los países del Sur han comprometido 2.000 millones de dólares a los que se suman otros 2.600 millones de países ricos y donantes como Alemania (122,3 millones), Francia (125), Noruega (200) o Reino Unido (800).

Las grandes preguntas ahora son cómo se canalizarán los fondos de ayuda oficial al desarrollo para que su uso sea el más eficiente y efectivo posible; y si los nuevos compromisos en planificación familiar serán realmente fondos adicionales o se desviarán de otras partidas de cooperación al desarrollo.

El aborto, el gran ausente de la Cumbre
Una de las mayores consecuencias de la falta de planificación familiar y educación en anticoncepción es la alta prevalencia de los abortos inducidos que, en muchas regiones en desarrollo, se practican en condiciones insalubres y se carece de asistencia sanitaria para los problemas derivados de esa situación. Según el instituto Guttermarcher y la Organización Mundial de la Salud, la mitad de los 44 millones de abortos inducidos que se practican al año se hace en condiciones inseguras acabando con la vida de 26.000 mujeres sólo en África.

Para Luis Enrique Sánchez Acero, presidente de la FPFE y experto en salud pública, “en países desarrollados se practican continuamente interrupciones voluntarias del embarazo y no hay muertes derivadas de ello; el error de las mujeres africanas no es practicarse un aborto, es hacerlo allí donde la pobreza determina el derecho a la salud”.

Sin embargo, a pesar del peso que el aborto tiene sobre la mortalidad materna y su relación con la ausencia de planificación familiar, la necesidad de llegar a acuerdos con el Vaticano y otras organizaciones religiosas ha llevado a que se obvie de la agenda de esta Cumbre, quedado no cubierta una de las principales causas de mortalidad femenina.

Para ver los compromisos realizados por los donantes, pincha aquí.

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