BLOG

 

Dos mentiras y una verdad. Intervención social empieza curso.

Nuestro cerebro tarda varios minutos en integrar la voz y la cara de alguien a quien nunca has visto en persona, pero con quien has estado en contacto durante un tiempo. Lo saben las parejas que se enamoraron en la distancia (física o virtual), y también el equipo de intervención social de SEDRA.

Así dicho queda muy romántico, pero la cruda realidad es que las profesionales que sirven como puerta de acceso de la entidad para las personas que lo necesitan, llevan dos años y medio trabajando de manera conjunta, pero en solitario. Y, en algunos casos, sin haber llegado a conocerse personalmente. A pesar de todo, y con mucho esfuerzo, la maquinaria ha funcionado; pero teníamos que ponerle remedio. Lo hicimos la semana pasada, en la Mancha (donde una siempre se siente acogida y donde se come de maravilla), y con tres objetivos:

Establecer las prioridades para el curso que comienza

Mejorar nuestras intervenciones individuales y grupales a través de nuevos protocolos y programaciones; seguir priorizando la atención de aquellas personas más vulnerables; mantener, a través del trabajo en red, nuestra posición privilegiada en el circuito de atención en el que confluyen servicios públicos y entidades del tercer sector; adaptar nuestro discurso a la realidad de las personas a las que nos dirigimos.

Profundizar en los contenidos que abordamos en nuestros talleres de educación , especialmente en los dirigidos a jóvenes

Desde cómo contamos qué es la sexualidad a cómo abordar la diversidad sexual, que las personas jóvenes tienen perfectamente integrada, pasando por los temas de más actualidad: el consentimiento, el porno, las prácticas de violencia sutil en el marco de la pareja (ghosting, gaslighting, pocketing… Mucha palabra en inglés, efectivamente). Hemos revisado películas, series y cuentas de TikTok para partir de la realidad de las personas jóvenes en nuestras intervenciones.

Crecer como equipo

Avanzar en las dos cuestiones anteriores exige que el equipo, que siente verdadera pasión por lo que hace, no sólo pueda ofrecer lo que las personas que atendemos necesitan, sino sentir atendidas sus propias necesidades: más formación, más espacios para la reflexión, más herramientas para la intervención… Hemos vuelto con dos regaderas llenas de sugerencias para que nuestro trabajo crezca. 

En la Mancha comenzamos jugando a “Dos mentiras y una verdad”; un juego fantástico que sirve para ganar confianza, y pasar de no saber nada personal de alguien, a conocer sus historias más rocambolescas (secuestros, apariciones, encuentros eróticos con famosos… Muy recomendable). Podríamos contar más de dos mentiras sobre nuestro trabajo en esta entrada (que no estamos cansadas, que nuestro trabajo no supone un reto continuo), pero ahí va nuestra verdad: este curso lo comenzamos a tope.