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La atención de la salud sexual y reproductiva sólo puede ser multidisciplinar

La salud sexual y reproductiva no puede atenderse sólo desde lo sanitario y desde la especialidad de ginecología.

Un año más aprovechamos el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres para reivindicar la promoción y atención de la salud como un derecho fundamental que las mujeres deben poder ejercer sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y durante toda su vida. Y ponemos el foco en la salud sexual y reproductiva, recordando que precisamente el origen de este ‘día internacional’ fue un encuentro mundial de mujeres por los derechos sexuales y reproductivos. Celebramos que cada vez se reconozca más la necesidad de un enfoque de género en la atención de la salud, aunque está costando más que se reconozca la importancia que tiene la salud sexual y reproductiva en el estado general de salud.

Se están produciendo avances legislativos y culturales en este ámbito. Avances que no nos han sido concedidos, sino que son el resultado de la acción de millones de personas en todo el mundo y del compromiso “por mí y por todas mis compañeras”. Un compromiso que incluye a las personas y equipos que están implicados en el día a día de la atención de la salud sexual y reproductiva, y que provienen de diversas disciplinas. Porque la salud sexual y reproductiva no puede atenderse sólo desde lo sanitario:

Trabajo multidisciplinar

La salud sexual y reproductiva sigue entendiéndose de forma predominante como una cuestión que se mide en términos de ausencia de enfermedad y que es atendida únicamente por personal sanitario y desde la especialidad de ginecología. Pero afortunadamente, cada vez más normativas estatales y autonómicas tienen en cuenta que en realidad se trata de un trabajo coordinado entre personal del ámbito sanitario (médicos/as, enfermeros/as, matronas/os), educativo (psicológicos, educadores/as, sexólogos/as) y social (trabajadores/as y educadores/as sociales).

  • Los equipos multidisciplinares permiten abordar no sólo los aspectos físicos, sino también psicológicos y sociales de la sexualidad.
  • Sólo así se va más allá de la prevención o el tratamiento y se incluye la promoción. La salud sexual y reproductiva es un estado de bienestar que sólo puede alcanzarse si se ha tenido acceso a la información adecuada y si se han transformado determinadas normas sociales.
  • La interacción y colaboración en un equipo multidisciplinar fomenta la sinergia y la integración de conocimientos y habilidades especializadas, superando determinados modelos de atención que tienen poco en cuenta las decisiones de las usuarias. Esto se traduce en una atención más completa y personalizada, donde se pueden abordar y tratar de manera efectiva las necesidades individuales en un contexto socio-cultural y emocional.
  • La atención multidisciplinar es fundamental para abordar la diversidad y las necesidades específicas de diferentes grupos de población como son las personas jóvenes, las personas LGTBIQ+, migrantes, con discapacidad, o aquellas en riesgo o situación de exclusión social. Una mirada amplia desde la atención permite garantizar el acceso a una atención igualitaria y libre de discriminación.
  • Los equipos multidisciplinares permiten una mayor coordinación y continuidad en la atención. Al trabajar de manera conjunta, es posible realizar derivaciones y seguimientos adecuados, evitando la fragmentación del cuidado de la salud.
Diferentes puertas a las que llamar

La integración de profesionales de disciplinas diversas en el sistema de atención a la salud sexual y reproductiva también permite redistribuir dicha atención, lo que contribuye a disminuir la presión asistencial. Si hablamos de métodos anticonceptivos, el asesoramiento puede ser realizado por diferentes profesionales (médicos/as, enfermeras/os, matronas/os, incluso sexólogos/as), aunque la prescripción la haga únicamente un/a médico/a. De la misma manera, que en los centros de salud haya profesionales de la psicología y la sexología permite atender cuestiones que ahora están silenciadas y que no es posible derivar a una atención especializada, como es el caso de las dificultades sexuales.

También hay que acabar con la infravaloración de determinados/as profesionales como las matronas, que tienen la formación y la posición necesarias para atender la salud sexual y reproductiva en las distintas etapas de la vida de las mujeres, desde la menarquia a la menopausia, pasando por la gestión de la maternidad.

Para poder llamar a estas puertas tiene que haber información sobre su existencia (cuando existen). Por poner un ejemplo: si las personas usuarias identifican el trabajo de las matronas únicamente con el embarazo y el puerperio, difícilmente van a pedir que les atiendan matronas para otras cuestiones. Y también es imprescindible crear puertas que respondan a todas las necesidades. Hay que planificar estos recursos y equipos y dotarles de la capacitación necesaria para garantizar la atención integral de la salud de las mujeres.

Ello requiere que haya, en primer lugar, voluntad política. Así que seguiremos conmemorando este día de acción y sobre todo actuando para que esa voluntad se manifieste y se plasme en medidas y políticas.