Las mujeres y niñas corren mayor riesgo de experimentar los efectos nocivos de la crisis climática, muchos de ellos relacionados con su salud y sus derechos sexuales y reproductivos. ¿Qué hay que hacer?
El cambio climático está multiplicando la pobreza, el hambre y las desigualdades en todo el mundo, y lo está haciendo de manera desigual. Los países pobres son los que menos han contribuido a esta crisis pero son los que más directamente la sufren, los más perjudicados por sus consecuencias y los que están contando con un acceso más limitado a los recursos que les permitirían adaptarse.
De 1990 a 2015, la mitad más pobre de la población mundial contribuyó con solo el 7% de las emisiones de carbono acumuladas, mientras que el 10 por ciento más rico del planeta fue responsable del 52%.
Oxfam. Informe: Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono
Garantizar la realización efectiva de derechos humanos como la alimentación, la salud, el agua y el saneamiento o la vida en entornos saludables, depende directamente de la protección del medioambiente. Por ello, las respuestas a la crisis climática deben basarse en los derechos humanos y en reducir las desigualdades en lugar de potenciarlas.
Se calcula que en 2050 alrededor de 140 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares a consecuencia del cambio climático.
Pero, ¿qué tiene que ver la crisis climática con los derechos sexuales y reproductivos?
No todas las personas se ven afectadas del mismo modo por las catástrofes. Las desigualdades sociales, económicas y culturales, y la marginación que resulta de la discriminación por motivos de género, clase, raza, etnia, edad o discapacidad entre otros, incrementan la vulnerabilidad de las personas que la sufren y su capacidad para adaptarse a la crisis climática. Las personas sanas y empoderadas están en mejores condiciones para enfrentarla.
Y, cómo no, la desigualdad de género -un fenómeno estructural y común a todas las sociedades y culturas- también le da ventaja al cambio climático. Dicho de otro modo, la discriminación estructural implica que las mujeres y las niñas corren un mayor riesgo de experimentar los efectos nocivos de la crisis climática, muchos de ellos relacionados con su salud y sus derechos sexuales y reproductivos:
- La crisis climática puede impedir el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, con consecuencias como un aumento de la morbilidad y la mortalidad materna.
- El acceso a agua limpia y segura es fundamental para garantizar la atención durante el embarazo y el parto o para la administración de ciertos métodos anticonceptivos. Además, la ausencia de instalaciones sanitarias adecuadas y puntos de suministro de agua en lugares seguros también incrementa el riesgo de violencia sexual y de género, y afecta a la gestión de la salud menstrual[1].
- Los riesgos de sufrir violencia sexual y de género se incrementan durante las crisis humanitarias y los desplazamientos, muchos de ellos debido a los efectos causados por catástrofes naturales, sequías, hambrunas, etc., directamente relacionadas con la degradación del medioambiente. Por no hablar de los matrimonios infantiles, precoces y forzados, que aumentan en estas situaciones de crisis[2], y de las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género y características sexuales diversas y discriminadas, cuyos derechos y necesidades suelen, en el mejor de los casos, ignorarse en estos contextos de emergencia.
¿Qué se está proponiendo?
Estas son algunas de las recomendaciones que “Women and Gender Constituency and the SRHR & Climate Justice Coalition” han hecho a a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 que se está celebrando en Glasgow (Escocia):
1. Aplicar a la lucha contra el cambio climático un enfoque basado en los derechos humanos y la justicia social, que incluya todo el abanico de la salud sexual y los derechos reproductivos (SRHR) .
2. Comprometer una financiación sólida y feminista que tenga en cuenta la intersección entre el clima y la SRHR.
3. Garantizar la integración de la SRHR en las actividades específicas del Plan de Acción de Género de la “United Nations Framework Convention on Climate Change” (CMNUCC)
4. Implicar a las mujeres y niñas y a las organizaciones juveniles y de género en los procesos climáticos.
5. Continuar con la labor de sensibilización sobre las intersecciones entre el cambio climático y la SRHR.
Por su parte, la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), destaca como prioritario:
• Contribuir a reforzar las evidencias sobre las interrelaciones que existen entre la salud y los derechos sexuales y reproductivos y la crisis climática.
• Reforzar la resiliencia de las personas y las comunidades y su capacidad de adaptación a la crisis climática, mediante la prestación de servicios en entornos afectados por dicha crisis, por ejemplo, a través de la acción humanitaria.
• Colocar los derechos humanos y la igualdad de género en el centro de los esfuerzos para abordar la crisis climática, instando a los gobiernos y otros actores externos a hacer lo mismo.
• Promover que los procesos relacionados con políticas climáticas sean incluyentes, en particular en lo que se refiere a la participación efectiva de grupos de mujeres y de jóvenes, así como de grupos que trabajan con poblaciones marginadas o las representan.
• Continuar enfatizando la responsabilidad particular de los países que son grandes emisores de gases de efecto invernadero en relación con la reducción de sus emisiones, e instar a los países de altos ingresos a que ofrezcan ayuda financiera y de otro tipo a los países de ingresos bajos y medios para que puedan hacer frente a la crisis climática y adaptarse a ella.
Estamos viviendo un momento crucial para el planeta. Un planeta que está agonizando. Sabemos lo que tenemos que hacer. ¡Hagámoslo!
[1] Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres, Marie Stopes International, IPPF y otros (2019), A shared agenda – Exploring links between water, sanitation, hygiene, and sexual and reproductive health and rights in sustainable development.
[2] UNFPA (2015), Informe sobre el Estado de la Población Mundial. Refugio en la tormenta: programa transformador para las mujeres y niñas en un mundo proclive a las crisis.