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“Tenemos que desaprender que las mujeres son débiles”

Hablamos con Teresa Soler y Albert Sanfeliu, directora y director del documental ‘Patriarcado. El organismo nocivo’, con el que hemos colaborado y que indaga sobre la violencia machista y se está proyectando con éxito en salas de cine y en espacios sociales.

Sois profesionales con una clara sensibilidad hacia los temas sociales y con un claro objetivo de realizar denuncia social. Pero (lamentablemente) hay muchos temas sobre la mesa que denunciar. ¿Cómo llegáis a este tema en concreto?

Teresa.  Lo primero que me vino fue la alerta; darme cuenta de que cuando era joven tenía más libertades y autonomía personal como mujer que las jóvenes ahora. Eso me hizo pensar que algo estaba ocurriendo para que estuviéramos en un claro retroceso, pero a la vez veía que ese retroceso no era percibido así en mi entorno, por lo que la alerta pasó a ser una alarma. Como dice el eslogan del documental: “Es muy difícil protegerse de lo que uno no ve”.

Albert.  En mi caso, como hombre, sentía y siento una desazón hacia “lo masculino” porque, ante esos discursos inflamados, no entendía cómo los hombres no podían movilizarse colectivamente. Una de las especialidades del patriarcado es sacar el sujeto a la mujer y concedérselo en exclusiva al hombre, tratando a la mujer como objeto. Sin embargo, de las pocas veces que la mujer es sujeto, es en las estadísticas; se habla del número de víctimas, pero no del número de agresores; y eso me toca en mi andamiaje moral. Teníamos ganas de desaprender para aprender.

En el documental aparecen perfiles y discursos muy concretos tanto de profesionales como de mujeres. ¿Cómo realizasteis la selección? ¿Teníais marcado el hilo narrativo previamente, o hubo cuestiones que fueron apareciendo y marcaron el contenido del documental?

T.- El guion narrativo está muy elaborado; no hay nada dejado al azar. Nuestra forma de trabajar consiste en preguntarnos por qué queremos hacer este trabajo, dónde queremos llevarlo y qué objetivos queremos conseguir. Qué existe ya en el ámbito audiovisual, qué falta y qué documental nos gustaría ver. Y con este planteamiento arrancamos. Siempre que nos sentamos delante de alguien tenemos claro qué es lo que queremos conseguir, porque hemos trabajado previamente con ellos/as y conocemos la complejidad de sus relatos.

A.- En el caso de las mujeres, nos daba un respeto enorme acceder a ellas. Teníamos clara la tipología de mujer que queríamos encontrar, que estuviese lo más alejada del estereotipo que la mayor parte de la sociedad tiene interiorizado, así como de aquellas mujeres sobrevivientes que llevan mucho tiempo expuestas en los medios. Comenzamos por las asociaciones, pero cuando comenzamos a compartir con nuestros círculos lo que estábamos haciendo, encontramos a tres de las cuatro mujeres que aparecen en el documental. Eso nos produjo una desazón enorme, porque era una muestra de lo dramático y desconocido que es este tema.

Habéis puesto el foco mucho más en la resiliencia de las mujeres que han sido víctimas que en su victimización; una apuesta diferente y potente. ¿Creéis que puede suavizar la imagen que el público no especializado tiene sobre la violencia de género?

A.- Más que suavizar, creo que abre un campo de visión que se desconoce por ocultamiento. Estamos ofreciendo un nuevo marco honesto y mucho más amplio y común de lo que habitualmente se cree.

T.- Reconozco que se trata de un riesgo que está ahí. Hasta ahora no nos ha ocurrido, pero es que este documental no va de enseñar, sino de desaprender. Tenemos que desaprender que las mujeres son débiles y no quieren salir de la violencia teniendo recursos a su disposición; y a este objetivo nos hemos agarrado de manera contundente. Si alguien deduce que la violencia es sutil, el problema no lo tenemos nosotros, que hemos demostrado que se puede impactar sin tener que ver a una mujer sangrando ni llorando. Remover la emoción permite empatizar y abrirte.

¿Cuál ha sido la respuesta al documental del público no especializado o de las personas de vuestro entorno? ¿Creéis que sigue siendo necesario aterrizar las cuestiones más básicas con relación a este tema?

 T.- Absolutamente sí. Si sales a la calle y le preguntas a tres personas qué es el patriarcado, las respuestas seguro que son completamente insospechadas. De hecho, nos han comentado que utilizar la propia palabra “patriarcado” en el título es un acto de valentía, porque puede generar un cierto rechazo.

A.- A todas las personas les decimos lo mismo; que se den una oportunidad y lo vean. Hay hombres que han agradecido poder haberlo visto, y que reconocían, por ejemplo, haber utilizado la expresión “ni machista ni feminista” sin darse cuenta de sus implicaciones.

En el documental aparece un grupo de personas jóvenes reflexionando. ¿Cuál es el papel que queríais darles?

T.- Los chicos y chicas del documental llevan a gala algo que les dijimos en un primer momento: que iban a estar a la altura de los y las profesionales. Se sienten orgullosos/as de estar ahí como personas que tienen algo que decir y que opinar; y ése es un espacio que no les damos habitualmente.

A.- También era muy importante hacer ver que los y las adolescentes, si se les trata sin adultismo, entienden perfectamente la violencia de género. Muchas personas adultas piensan que los/as adolescentes disocian la violencia que sufren las mujeres adultas de la que pueden sufrir las mujeres jóvenes, cuando no es así, si se les explica bien. Por eso les hemos mostrado reflexionando en esa escuela ficticia que da a entender que la educación sexual reglada es imprescindible.

¿Cuál es el objetivo «pedagógico» que buscabais con el documental? ¿Cuáles son los próximos pasos que tenéis previstos?

 T.- El objetivo pedagógico general era facilitar al público una herramienta realmente pedagógica, orientada a la prevención, la detección y la sensibilización. Queríamos crear un espacio seguro de reflexión en el que todos y todas nos veamos reflejados y que sintamos que nos incumbe y nos pertenece.

Se trata de un trabajo esencialmente orientado a la transformación social, y para llevarlo a cabo tendremos que contar con la colaboración de todos los actores sociales; desde los/as ciudadanos/as hasta las organizaciones y administraciones públicas.

Entrevista publicada en la revista Diálogos

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