BLOG

 

Informe: Factores que infuyen en el embarazo de adolescentes y jóvenes

El estudio cualitativo forma parte de un proyecto europeo para aumentar el conocimiento sobre la salud sexual y la sexualidad de las personas jóvenes. Puede leerse y descargarse aquí.

El informe «Factores que influyen en el embarazo de adolescentes y jóvenes. Aprendiendo de las experiencias de las jóvenes», es el resultado de una investigación cualitativa realizada por la FPFE en el marco del proyecto europeo Safe II. 

El proyecto europeo “SAFE II”, cuyo objetivo es mejorar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de todas y todos los jóvenes en Europa. Es una iniciativa de la Federación de Planificación  Familiar Internacional-Región europea (IPPF-EN) en colaboración con 14 Asociaciones miembros de  esta red europea y otras 10 entidades.

Esta investigación cualitativa forma parte del paquete de trabajos de investigación realizados, entre 2011 y 2012, por otras Asociaciones miembros de IPPF-EN de Alemania, Austria, Bélgica y República checa.

Todos estos trabajos tienen un objetivo común: desarrollar un mayor conocimiento sobre la salud sexual y reproductiva de las y los jóvenes.
Los objetivos de la investigación realizada en España han sido:

. Mejorar el conocimiento sobre el contexto en el que las mujeres jóvenes y adolescentes se quedan embarazadas, tratando de visibilizar los factores que están presentes.

. Actualizar y adaptar los mensajes y las intervenciones de profesionales sociales y sanitarios a las necesidades expresadas por las mujeres.
. Formular recomendaciones sobre las necesidades manifestadas por las jóvenes entrevistadas.

La pregunta central de la investigación ha sido: ¿Qué factores influencian el embarazo de las jóvenes y adolescentes? Para responderla nos hemos aproximado, mediante entrevistas en profundidad, a las experiencias de veinticinco chicas, entre 16 y 24 años. Catorce jóvenes y adolescentes de origen autóctono y once de origen latinoamericano, que se habían quedado embarazadas en los dos últimos años (independientemente de cual fuera su decisión sobre el embarazo), compartieron sus vivencias y reflexiones sobre el contexto que estaban viviendo cuando se quedaron embarazadas.
Las preguntas de la investigación fueron las siguientes:

1. ¿Qué ideas y creencias tienen las jóvenes sobre la maternidad?
2. ¿Cuáles eran las características de sus relaciones sexuales y afectivas?
3. ¿Cuáles eran sus vivencias en el momento de quedarse embarazadas ¿qué papel han tenido otros factores?
4. ¿Qué recursos conocían y utilizaban en relación a su salud sexual y reproductiva?

De los relatos de las jóvenes destacan las siguientes conclusiones:

La toma de conciencia y el marco afectivo de respuesta.

Hay dos tipos de discursos que reflejan vivencias distintas. En primer lugar la de quienes no creían que les pudiera pasar “a ellas” aunque eran conscientes de que podrían quedarse embarazadas (una idea fuertemente asociada al miedo a no ser fértiles y por tanto de no poder ser madres nunca). Y en segundo lugar el discurso de quienes eran plenamente conscientes de que sus comportamientos podrían conducir a un embarazo pero, o no les importaba o sí querían quedarse embarazadas.
En cualquier caso saberse embarazada implica fuertes emociones y sentimientos que van desde el terror en forma de negación a la alegría. La mayoría expresan sentimientos ambivalente, y siempre resulta una noticia impactante que requiere un tiempo de reacción y de toma de decisiones muy lento y la búsqueda de un marco afectivo que les sirva de apoyo.
Para la toma de conciencia de este hecho las jóvenes buscan acompañamiento fundamentalmente entre sus amigas, aunque no todas las jóvenes tienen referentes de pares significativos en sus vidas y las experiencias de soledad han sido comunes, sobre todo entre las chicas inmigrantes.

En cuanto a la familia, los padres son una figura más difusa o con un menor peso en el marco de respuesta buscado por las chicas, mientras que la madre tiene un papel absolutamente central en la subjetividad de las jóvenes.

Las experiencias de las entrevistadas sobre el papel que desempeña el varón co-responsable del embarazo en la toma de conciencia son sumamente diversas y están asociadas a las expectativas afectivas que las jóvenes habían desarrollado sobre el tipo de relación que mantenían.

Creencias e ideas sobre la maternidad.

Aunque, en general ninguna de las jóvenes entrevistadas tenía un sentimiento de maternidad fuertemente construido en ese momento de sus vidas, para todas ellas la maternidad aparecía como parte de su proyecto vital y de su identidad como mujeres.
El momento ideal para ser madres está asociado, en casi todos los casos, a la independencia económica, a tener una vivienda, y también a tener una pareja estable que esté trabajando, aunque no necesariamente a estar casadas.

Respecto al deseo de ser madres en el momento de quedarse embarazadas, algunas jóvenes tenían el deseo consciente y explícito de serlo y otras tenían muy claro que no deseaban tener un hijo o hija en ese momento de sus vidas. Son experiencias donde la frontera del deseo estaba claramente identificada.

Pero en términos generales han tenido sentimientos ambiguos de maternidad y experiencias en las que las jóvenes han imaginado y fantaseado con esa posibilidad y eran conscientes de no estar tomando precauciones para evitar un embarazo no planificado.

El deseo ambiguo está muy asociado a su relación afectiva y a las expectativas de futuro que tenían de ella. Parece que las jóvenes que han valorado su contexto personal como no satisfactorio y que además no tenían planes personales definidos, tenían un deseo más ambiguo de maternidad. No las importaba quedarse embarazadas o no valoraban como inadecuado ese momento para ser madres, aunque no coincidiese
totalmente con su ideal de momento para la maternidad.
Incluso varias jóvenes explicitaron que ser madres en ese momento podía dar un sentido y proyecto a sus vidas.

Características de sus relaciones afectivo-sexuales.

El panorama que reflejan los discursos de las jóvenes entrevistadas es de relaciones diversas y heterogéneas. En el momento de quedarse embarazadas unas tenían relaciones de cohabitación y otras tenían encuentros sexuales con amigos o “rollos”, aunque en general, dentro del ideal de relación heterosexual monógama.

Su grado de satisfacción con estas relaciones tiene más que ver con el hecho de vivir una relación afectiva sin conflictos, estar a gusto, sentirse correspondida, sin discusiones o problemas, que con la estabilidad de la propia relación.

Muchas de las jóvenes manifestaban un balance afectivo poco satisfactorio o francamente ambiguo cuando se quedaron embarazadas, y aún así tenían expectativas de mejorar la relación y hacer planes de futuro.
La comunicación efectiva sobre el deseo, el placer, las preferencias y gustos sobre prácticas sexuales está relativamente ausente en los relatos, particularmente de las menores de 18 años, lo que parece estar muy unido a la falta de confianza con la pareja y en ocasiones con un fuerte sentimiento de vergüenza y de pudor.
En esta relación se revela también el rol de género y los juegos de identidad. Se evidencia que hay muchos elementos de desigualdad de género y de violencias en las vivencias de sexualidad de las jóvenes.

Situación y vivencias.

En pocos relatos de las mujeres entrevistadas hay una valoración consciente de la satisfacción o no de su vida cuando se quedaron embarazadas. En la mayoría de los casos se daba una vivencia, y satisfacción o no, pasiva de su propia situación, es decir, las mujeres se sentían poco protagonistas de sus vidas.

Factores que se repiten y que aparecen como importantes en la valoración sobre su nivel de satisfacción o insatisfacción sobre la vida que llevaban en el momento de quedarse embarazadas son: la existencia o no de ocupación del tiempo (bien porque estuviesen estudiando o trabajando, ambas cosas o ninguna de ellas). Esto no siempre parece que tenga relación con la existencia de planes de futuro personales. Por
último el contexto relacional afectivo también es una cuestión clave, pero muestra una mayor diversidad de situaciones.

Opiniones, conocimiento y uso de anticonceptivos y de recursos de salud sexual y reproductiva.

En general todas las jóvenes tienen en común haber recibido información desde la educación formal, aunque piensan que no era de calidad, donde los elementos afectivos están ausentes. La califican de poco útil porque no se centraba en sus necesidades y experiencias del momento y no se adaptaba a un acompañamiento más personalizado sobre las relaciones que tenían, el anticonceptivo que se podía adaptar mejor a sus preferencias. Y también la califican de insuficiente en lo relativo al embarazo y sus consecuencias y les hubiera gustado recibir información sobre fertilidad, aborto y maternidad.
Las jóvenes que han recibido información en algún momento por profesionales en centros jóvenes o en recursos de educación informal (tiempo libre, ocio) tienen una percepción de sí mismas como mejor informadas.
En la mayoría de sus discursos, las jóvenes expresan el deseo de que su familia, sobre todo sus madres, hubiesen sido sus referentes en educación afectiva y sexual.
En cuanto al uso de los anticonceptivos, sus experiencias no han sido muy positivas, aunque hay excepciones. Sienten que su uso no ha sido fruto de una elección meditada de método ni acompañada por un o una profesional.
El grado de conocimiento y las creencias sobre anticonceptivos, son muy heterogéneas. Las mayores de 20 años parecen conocer más métodos y tener una mayor experiencia.
El preservativo es el más conocido y sobre el que persiste una percepción negativa.
En las experiencias de las jóvenes entrevistadas, de acuerdo con sus propias ideas, ha sido determinante su falta de reflexión sobre las implicaciones reales de un embarazo y la falta de capacidades para la negociación sobre el uso de anticonceptivos con sus parejas sexuales dentro de un marco de muchas carencias de competencias de género para la interacción sexual. Se puede hablar de una delegación en
la toma de decisiones sobre el uso de protección para un sexo seguro.

Uno de los objetivos de este estudio ha sido formular recomendaciones prácticas relacionadas con los temas y las necesidades que han puesto de relieve las jóvenes entrevistadas.

1. Facilitar un mayor conocimiento de los derechos sexuales y los derechos reproductivos que permita:
. mayor empoderamiento de las jóvenes y mayor conocimiento de las habilidades y recursos para la prevención de embarazos no intencionados
.mejor acceso a los servicios y recursos existentes en salud sexual y reproductiva
.mayor comprensión de lo que supone la maternidad y paternidad
.mayor capacidad para la toma de decisiones informadas
.potenciar la madurez afectivo-sexual y las habilidades de comunicación en la pareja
.mejorar el conocimiento sobre las opiniones y actitudes de los chicos hacia las relaciones afectivas-sexuales y los anticonceptivos
.potenciar el acceso y el uso individual de los varones a los recursos especializados.

2. Dar voz a las y los jóvenes para que expresen y formulen sus necesidades y demandas. De este modo se favorecerá un asociacionismo que parta del respeto a la autonomía de las jóvenes y que impulse nuevas redes de apoyo o autoapoyo.

3. En relación con el sistema educativo:
La educación sexual debería incluir a toda la comunidad educativa: familias, profesorado, profesionales educativos, sanitarios y sociales.
La educación reglada tendría que estar incluida en el curriculum escolar e impartida por profesionales. Su carácter científico supone incluir los aspectos reproductivos, la comunicación, el placer, la autoestima y la negociación.
El enfoque educativo debería ser capaz de adaptar la educación sexual a las diferencias biográficas de
las jóvenes y fomentar la corresponsabilidad de los jóvenes en las relaciones sexuales y en la paternidad.

4. En relación con el ámbito sanitario:
. Aumentar el acceso a servicios específicos, amigables para las y los jóvenes, que ofrezcan una atención integral, con el objetivo de favorecer decisiones informadas y autónomas y no basadas en un modelo autoritario ni paternalista.
. Esto implica servicios con un funcionamiento diario, abiertos en fin de semana y que presten atención gratuita, servicios de proximidad que resulten accesibles y cuenten con horarios amplios y fijos, donde la confidencialidad y el anonimato esté garantizada, y la situación administrativa (tener o no papeles) no sea un impedimento para acceder al servicio gratuito, y cuenten con profesionales formados para la atención a jóvenes.

Para más información del proyecto SAFE y de las investigaciones de otros países europeos, ver: www. ysafe.net/safe

Deja una respuesta