En el Día Mundial de la Anticoncepción, insistimos en que en todas las comunidades autónomas la anticoncepción debe formar parte de la atención primaria de la salud.
La anticoncepción es un ámbito fundamental de la salud sexual. Tener información sobre los diferentes métodos disponibles, y sobre su funcionamiento y eficacia, nos permite tomar decisiones informadas y autónomas sobre nuestra sexualidad y reproducción. Por lo tanto, nos permite vivir con mayor bienestar. Poder planificar la reproducción y evitar embarazos que no se desean contribuye a nuestra estabilidad emocional, económica y social.
La atención de la anticoncepción puede gestionarse de muchas maneras. Durante años, en el Estado español se han ido creando (y destruyendo) recursos públicos específicos de atención a la salud sexual en los que también se atiende la anticoncepción. Han sido y son recursos muy importantes, ya que permiten dar respuesta a necesidades de la salud a las que, con demasiada frecuencia, no se asigna espacio en la estructura de la atención sanitaria especializada.
Pero además de estos recursos, no podemos olvidar que la atención de la anticoncepción también está contemplada en las prestaciones de la atención primaria. Los centros de salud -cercanos y conocidos por la población- cumplen un papel esencial para que la atención sea integral y para garantizar el derecho de las mujeres al cuidado de su salud sexual. Los equipos de atención primaria pueden -y deben- ofrecer asesoramiento, prescripción y seguimiento sobre el uso de métodos anticonceptivos, para que dicho uso se haga de acuerdo con otros ámbitos de la salud de cada persona, y para garantizar una atención en tiempo oportuno, evitando así las largas esperas que supone acudir a la atención especializada, y que muchas veces tienen como resultado, precisamente, los embarazos no planificados.
En la práctica, sabemos que en estos momentos y en términos generales, existe un mayor compromiso respecto a la atención de la anticoncepción, y nos alegra ver cómo cada vez se está poniendo más esfuerzo en este sentido. En muchas comunidades autónomas se está formando a los equipos, movilizando recursos para eliminar el coste de los métodos anticonceptivos y estableciendo circuitos de atención más sencillos, de forma que se normalice su utilización. Pero, a su vez, nos preocupa que en otras comunidades autónomas se esté descuidando la estructura de atención primaria y, por lo tanto, la atención de la anticoncepción. O que se estén cerrando las puertas de los centros específicos de planificación familiar sin que sus servicios sean asumidos por la estructura de atención primaria.
Estamos, como ya han denunciado las sociedades científicas especializadas en anticoncepción, ante una gran desigualdad asistencial entre comunidades autónomas. Por eso, en este Día Mundial de la Anticoncepción recordamos que el acceso a la salud sexual y reproductiva y, en concreto, a la anticoncepción, es esencial para la salud; que sin una atención primaria sostenible y con recursos no se puede garantizar un buen estado de salud de la población, incluida la salud sexual y reproductiva; y que ninguna mujer debe tener que enfrentarse a la lotería de que la atención sanitaria depende de la comunidad autónoma o de la provincia en la que reside. Necesitamos unos criterios y estándares mínimos que sean cumplidos en todos los territorios del Estado español. Y los necesitamos ya, porque la salud sexual y reproductiva no puede esperar.