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El derecho al aborto sufre un duro golpe en Estados Unidos

El Tribunal Supremo de los Estados Unidos ha anulado la protección constitucional del derecho al aborto en ese país. Con este fallo, cada Estado decidirá ahora sobre la legalidad de la interrupción voluntaria del embarazo. Las reacciones no se han hecho esperar, y crece el rechazo a este fallo en todo el mundo.

El Tribunal Supremo de los Estados Unidos acaba de anular la sentencia conocida como “Roe v. Wade”, dando así el mayor golpe a la salud y los derechos de las mujeres en la historia reciente de los EE. UU. al acabar con 50 años de protección constitucional del derecho al aborto en todo el país. La resolución del Tribunal Supremo implica que ahora cada Estado decidirá sobre la legalidad del aborto dentro de su jurisdicción.

Veintiséis Estados, incluidos Mississippi, Oklahoma, Texas y Georgia, están preparando leyes  que limitarán severamente o prohibirán el aborto, poniendo a aproximadamente 40 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva en riesgo de perder el acceso al aborto.

Las prohibiciones estatales van a producir que aquellas personas que no tengan dinero para viajar a lugares donde pueda interrumpirse voluntariamente un embarazo se verán obligadas a utilizar métodos clandestinos e inseguros, sin garantía de calidad en la atención o de atención posterior a la interrupción del embarazo en caso de ser necesaria.

De acuerdo con datos de IPPF, antes de Row v Wade, cuando el aborto era ilegal en la mayoría de los Estados, se realizaban aproximadamente 800. 000 abortos clandestinos cada año (cifras imprecisas debido a su naturaleza clandestina), y después de Roe, la morbilidad y la mortalidad se redujeron en más de 8 veces.

Además, IPPF recuerda que «la mortalidad asociada con el parto es aproximadamente 14 veces más alta que la atención del aborto seguro, lo que significa que las mujeres obligadas a quedar embarazadas y dar a luz debido a las prohibiciones estatales del aborto tendrán un mayor riesgo de muerte. Las mujeres afroamericanas ya tienen 3 veces más probabilidades de morir durante el parto que las mujeres blancas».

 

Hay que señalar que la mayoría de la ciudadanía de Estados Unidos, un 60%, apoya “Roe vs. Wade”, y que el 70% de la población opina que la interrupción de un embarazo es una decisión a tomar por parte de la mujer y de su médica/o.  Por tanto, la Corte Suprema está ignorando a aquellas personas a quienes representa y debe proteger.

Las reacciones no se han hecho esperar. El Dr. Álvaro Bermejo, Director de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) ha señalado que “el tribunal supremo del país ha llegado a su punto más bajo, robando a millones de personas su libertad, autonomía corporal y libertad, los mismos valores de los que Estados Unidos se enorgullece”. El director de IPPF recuerda que «sabemos con certeza que prohibir el aborto no significa menos abortos y que cuando se promulgan prohibiciones, mueren mujeres y personas embarazadas, como hemos visto en todo el mundo, más recientemente en Polonia. También sabemos que aquellas que no pueden acceder a la atención del aborto legalmente se verán obligada a utilizar métodos no regulados e inseguros, lo que podría provocar daños graves o incluso la muerte”.

Elizabeth Schlachter, Directora de incidencia y representante en EE. UU. de IPPF, recuerda que «el peligroso fallo de la Corte Suprema no solo es regresivo sino que también está totalmente fuera de sintonía con la mayoría de la población estadounidense, que sabemos que apoya el acceso a los servicios de aborto. También está en desacuerdo con gran parte del mundo, donde el acceso al aborto se está expandiendo para llegar a todas las personas que necesitan este vital servicio de salud”.

Para Schlachter, «al anular el derecho constitucional al aborto en los EE. UU. y entregar la decisión a cada Estado, muchas zonas de los EE. UU. ahora se unirán a El Salvador, Nicaragua y Polonia, países con algunas de las legislaciones más restrictivas para la atención del aborto en el mundo”.

Además, la responsable de IPPF llama la atención sobre el hecho de que “esto no se trata solo del movimiento contra el aborto en los EE. UU.; este es un esfuerzo global concertado y calculado por parte de extremistas religiosos y conservadores anti-mujeres, anti-género, anti-LGBTQI+ y anti-negritudes, que están usando dinero opaco y medios antidemocráticos para negar a las personas su derecho humano a la atención médica, la igualdad, la autonomía corporal y, en última instancia, la libertad”.

Qué es Roe v. Wade?

Es una decisión histórica del Tribunal Supremo de 1973 que legalizó el aborto en todos los Estados de Estados Unidos. 

El caso se centró en una mujer llamada anónimamente en ese momento como Jane Roe, residente en Texas, en su caso contra Henry Wade, Fiscal del Distrito del Condado de Dallas, Texas. Roe quiso abortar tras descubrir que estaba embarazada, pero la ley texana se lo denegó porque establecía que el aborto sólo se permitiría para salvar la vida de la persona embarazada. 

Los abogados de Roe argumentaron que ella no podía viajar fuera del Estado para obtener un aborto, y que la ley -que era vaga en su redacción- infringía sus derechos constitucionales. Su caso fue argumentado con éxito, y los jueces del Tribunal Supremo votaron 7-2 a favor de Roe. Esto sentó un precedente que legalizó efectivamente el aborto en el primer trimestre de embarazo en todo el país, y protegió la libertad de una persona embarazada para elegir abortar sin excesivas restricciones gubernamentales.