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Mecanismos innovadores para financiar la salud sexual y reproductiva

De cara a la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, ONG europeas presentan un informe sobre mecanismos para la financiación de la salud de las mujeres.

En las últimas décadas cada vez más Estados reconocen la importancia de que todas las personas puedan tener acceso al cuidado de su salud sexual y reproductiva y ejercer los derechos relacionados con ella. Pero este ámbito sigue sin recibir la financiación suficiente.  Sólo un ejemplo: a pesar de los compromisos firmados, ningún país europeo ha alcanzado el objetivo de dedicar el 10% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR).

A esto hay que añadir el desafiante contexto actual, con emergencias humanitarias, inestabilidad económica y auge de movimientos contrarios a la democracia y los derechos humanos que modifican las prioridades políticas y reducen el flujo financiero disponible para invertir en SDSR en el ámbito de la cooperación internacional. El Sur Global, además, sigue dependiendo de subvenciones procedentes de EE.UU y Europa, lo que hace que sus sistemas sanitarios sean vulnerables. 

Por eso aumenta la exploración y el uso de los llamados mecanismos de financiación innovadores (MFI), tal y como ha constatado, en un estudio que acaba de publicarse, el consorcio europeo Countdown2030 Europe, formado por ONG especializadas en salud y derechos sexuales y reproductivos, entre ellas SEDRA-FPFE. 

El informe Desbloquear el futuro de la salud y los derechos sexuales y reproductivos: Navegando por el complejo mundo de los modelos de financiación innovadores explora estas formas de financiación que movilizan recursos adicionales más allá de la ayuda oficial al desarrollo (AOD), optimizan los instrumentos tradicionales o incorporan nuevos socios, y promueven una financiación basada en los resultados y orientada a los objetivos. 

Se identifican en el estudio cinco mecanismos con alta capacidad de ser aplicados, se evalúa cada uno de ellos y se incluyen recomendaciones sobre algunos de los pasos necesarios para aplicar mecanismos de financiación innovadores sin comprometer el enfoque basado en los derechos humanos, y garantizando que están al servicio de los países y poblaciones que deben poder ejercer esos derechos. Todo ello desde el reconocimiento de que estos mecanismos no son la panacea ni pueden aplicarse aislados de una estrategia democrática de desarrollo. 

Estos cinco modelos son:

  • Canjes de deuda por sanidad (D2H), que tienen el potencial de liberar espacio fiscal para el gasto sanitario en países muy endeudados (el informe presenta algunos ejemplos de España y Alemania).
  • Garantías de volumen, ampliamente utilizadas, por ejemplo, por la UE, Suecia y Noruega, para reducir el coste y mejorar el suministro de productos esenciales de SDSR.
  • Financiación basada en resultados, como los bonos de impacto en el desarrollo (BID), utilizados por ejemplo en Kenia, que vinculan la financiación a resultados verificables en materia de SDSR.
  • Fiscalidad innovadora del presupuesto nacional que podría destinarse a dirigir los ingresos hacia iniciativas de SDSR (en el informe se presenta un ejemplo de Guatemala).
  • Crowdfunding, especialmente modelos basados en acciones y deuda, que podrían desbloquear nuevas fuentes de financiación comunitaria y de inversores (la campaña SheDecides es un ejemplo).

A comienzos de 2025, Countdown2030 Europe publicaba Tracking what counts, un seguimiento de la financiación europea de la salud sexual y reproductiva en los programas de cooperación internacional para el desarrollo, cuyos resultados están relacionados con la necesidad de indagar en mecanismos de financiación innovadores.

Lo que se dice en ese seguimiento es que la financiación total de la salud sexual y reproductiva ha aumentado en los países europeos un 10% desde el periodo anterior, hasta alcanzar los 3.205 millones de euros. Sin embargo, es la primera vez desde que se miden los fondos destinados a la salud sexual y reproductiva que el número de países que disminuyen esta financiación es en realidad mayor que el de los que la aumentan. Además, a pesar de una subida en la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), la proporción de ésta que se asigna a la salud sexual y reproductiva y la planificación familiar se mantiene estable en general o disminuye ligeramente, lo que deja espacio para una mayor inversión que, con base en la justicia, pueda empoderar a las personas para llevar una vida sexual y reproductiva saludable, segura y libre.